El cuerpo que hallaron en el auto abandonado estaba calcinado y completamente irreconocible.
Pero los estudios forenses determinaron que se trataba de la persona desaparecida desde el lunes: Kyriakos Amiridis, embajador de Grecia en Brasil cuya desaparición había sido denunciada el miércoles por su esposa Françoise.
El cadáver fue encontrado el jueves dentro de un auto quemado abandonado bajo un paso elevado en la ciudad de Nova Iguacu, en las afueras de Río de Janeiro.
El diplomático había viajado a Río desde Brasilia para pasar las fiestas de Año Nuevo junto a su esposa y a su familia política.
En su denuncia la mujer dijo a la policía que Amiridis, de 59 años, había salido del apartamento el lunes por la noche sin decirle adónde iba y no había vuelto desde entonces.
Las primeras hipótesis hacían pensar en la posibilidad de que el diplomático hubiera sido víctima de la delincuencia común, dado que Río tiene una alta tasa de criminalidad y los incidentes violentos no son inusuales, especialmente en la temporada entre Navidad y Año Nuevo.
Se descartaba la posibilidad de un secuestro, pues nadie había contactado a la familia para pedir un rescate.
Al final, las investigaciones policiales indican que los sucesos ocurrieron de una forma distinta a la relatada por Françoise Amiridis, quien ahora se encuentra detenida junto a otras dos personas acusadas por la muerte de su marido.
Entonces, ¿qué ocurrió?
Una mancha en el sofá.
Durante las pesquisas, los policías encontraron manchas de sangre en el sofá del apartamento en el que la pareja se alojaba.
Por ello, sospecharon que el embajador fue asesinado allí y que su cuerpo fue llevado luego hasta el coche de alquiler.
Según dijo la policía, esta presunción fue corroborada por Sergio Gomes Moreira, un policía local que confesó haber apuñalado a muerte a Amiridis.
La policía de Río está trabajando en el supuesto de que la esposa de Amiridis tenía una relación extramatrimonial con Gomes Moreira y había conspirado para matarlo, informaron medios locales.
El tercer detenido por el caso es Eduardo Melo, un primo de Gomes Moreira, quien según las autoridades cobró unos 80.000 reales (unos US$25.000) para ayudarles a vigilar.
Los tres están siendo interrogados por la policía de Río de Janeiro.
Amiridis fue cónsul en Río de Janeiro entre 2001 y 2004 y regresó al país como embajador a principios de este año.
La pareja había estado viviendo junta e 15 años y tenía una hija de 10 años.