El suizo le ganó la pulseada al número 1 del mundo y se impuso en cuatro sets en la final en Nueva York para lograr su tercer título de Grand Slam.
El mundo del tenis deberá empezar a hacerle algo más de justicia a Stanistas Wawrinka. El suizo, con un perfil mucho más bajo que el de los Cuatro Fantásticos, volvió a impactar al mundo al sorprender a Novak Djokovic en la final del US Open y quedarse con un nuevo título de Grand Slam. El tercero ya de su carrera, que incluye también coronaciones en Australia y Roland Garros. Con un tenis sólido, buenos impactos sobre todo con su delicioso revés y una defensa incansable, llevó a la desazón al número 1 del mundo y se impuso por 6-7 (1-7), 6-4, 7-5 y 6-3 en el encuentro decisivo en Nueva York.
Djokovic iba en busca de su título número 13 de Grand Slam y en el primer set mostró, a pesar de algunos tropezones, cuánto deseaba alcanzar ese objetivo que lo dejaba a tan solo un título grande de Rafael Nadal. El serbio fue a fondo de entrada para obtener la primera diferencia y pronto tuvo frutos, al quebrar el saque de Wawrinka en el segundo game del partido. A partir de esa situación, logró mantener la diferencia e incluso de una buena oportunidad para cerrar la historia cuando el suizo sacó 2-5 y 15-40. Pero no pudo capitalizar esas chances y encima resignó su saque en el juego siguiente.
Al cabo, tuvieron que desempatar en el tie-break y allí Djokovic fue el más sólido de entrada. El suizo se llevó con un intercambio espectacular el tercer punto del desenlace, pero a la postre fue el único que consiguió llevarse: el 7-1 le dio la primera diferencia al líder del ranking mundial.
Wawrinka no se dejó vencer por el desaliento y siguió buscando las debilidades del número 1 del mundo. Las encontró en el cuarto game para lograr el primer quiebre del segundo set. Djokovic buscó enseguida nivelar el resultado. No pudo en el juego siguiente, pese a disponer de un break point, pero sí lo logró en el séptimo game.
Eso sí: el suizo no perdió nunca la concentración y puso contra las cuerdas a Nole, que pareció sentir la presión cuando en el décimo game tuvo que sacar para seguir en el set. Quedó rápido 15-40 y aunque con un buen ataque levantó el primero, ya en el segundo el suizo no desaprovechó la oportunidad y sentenció para lograr el 6-4. La final volvía a estar igualada.
Wawrinka no se dejó vencer por el desaliento y siguió buscando las debilidades del número 1 del mundo. Las encontró en el cuarto game para lograr el primer quiebre del segundo set. Djokovic buscó enseguida nivelar el resultado. No pudo en el juego siguiente, pese a disponer de un break point, pero sí lo logró en el séptimo game.
Eso sí: el suizo no perdió nunca la concentración y puso contra las cuerdas a Nole, que pareció sentir la presión cuando en el décimo game tuvo que sacar para seguir en el set. Quedó rápido 15-40 y aunque con un buen ataque levantó el primero, ya en el segundo el suizo no desaprovechó la oportunidad y sentenció para lograr el 6-4. La final volvía a estar igualada.
En el comienzo del cuarto set, el dominio de Wawrinka ya era total. Volvió a quebrar en el segundo game a Djokovic, quien empezó a mostrar dificultades de desplazamiento por molestias musculares. Todo parecía a pedir del suizo: si no se desconcentraba -algo más difícil de lo que parece en el tenis-, la victoria estaba al alcance de su mano.
Zafó Nole de sufrir un nuevo break en el cuarto game, y al salir de esa situación pidió atención médica en sus pies, algo que Wawrinka reclamó airadamente al umpire. “¡Pide trainer justo cuando tengo que sacar!”, se escuchó. Y a Stan se le complicó el juego siguiente, pero lo sacó adelante para ponerse 4-1.
Volvió a pedir asistencia médica Djokovic cuando se dispuso a sacar en el octavo game, en un momento decisivo del partido. Mantuvo su servicio y al suizo le quedó la responsabilidad de cerrar el partido con su saque. Cuando quedó 0-30 abajo, pareció que podía complicársele la historia. Pero entre algunas buenas decisiones y errores de un Nole que no estaba en su noche consiguió la victoria en su segundo match point. Para darle un poco más de gloria a una historia que suele estar lejos de los primeros planos, pero que también es muy grande.