Amazon Studios se plantea no estrenar la próxima película del realizador neoyorquino, de quien están abjurando las estrellas de sus anteriores trabajos.
Cuando el huracán Harvey sacudió Hollywood, a Woody Allen le pilló presentando su último trabajo a la prensa. “Es trágico para las mujeres que tuvieron que pasar por esto y para Harvey Weinstein que tuviera una vida tan retorcida. Una historia triste sin ganadores”, reconocía el realizador a EL PAÍS. Su actriz en Wonder Wheel, Kate Winslet, añadía que de toparse con alguien así le daría con el zapato en la cabeza. Pero en este clima Allen hacía una advertencia: “Solo espero que no nos lleve a una caza de brujas”. Tres meses más tarde las tornas han cambiado. Al legendario actor, escritor y director parece llegarle su hora tras 25 años perseguido por el escándalo. Winslet calla mientras otros muchos le repudian. La lista aumenta cada día. Desde Natalie Portman a Mira Sorvino, Colin Firth, Greta Gerwig, Susan Sarandon, Reese Witherspoon, Rebecca Hall, Rachel Brosnahan o más recientemente Timothée Chalamet, todos han jurado no trabajar con Allen en solidaridad con las acusaciones de Dylan Farol, que asegura que su padre adoptivo abusó de ella cuando tenía 7 años.
Amazon Studios, según diversas publicaciones estadounidenses, se está planteando qué hacer con la nueva película del realizador de 82 años, A Rainy Day in New York, que financia íntegramente la productora (ha costado 25 millones de euros). Incluso podría dejarla inédita. Más claro parece que está será su última colaboración, porque el principal valedor de Allen en la compañía, Roy Price, tuvo que dejar la presidencia de la productora en octubre acusado él mismo de abusos sexuales. "Amazon apoyó mis libros, mis películas y mis series. Pero no tengo más relación. Me dan el dinero y yo les hago una película”, se distanció en su momento Allen de Price. Ahora le toca a él.
Farrow acusó a Allen por primera vez en 1992, en mitad de la amarga separación entre el realizador y su musa de 12 años, 13 películas y tres hijos, Mia Farrow. Meses antes quedaba al descubierto la relación entre Allen, 55 años, y la hija adoptiva de la actriz, Soon-Yi Previn, de unos 20 (se desconoce su fecha de nacimiento). Hubo dos investigaciones independientes, pero en ambos casos no se encontraron pruebas contra Allen. Periódicamente las acusaciones, siempre negadas por el director, vuelven a resurgir. Una sombra de duda que nunca detuvo al realizador, produciendo una película al año incluso en tiempos de crisis.Si alguien pensó que la carrera del autor de Annie Hall o Manhattan estaba acabada entonces, se equivocó. Tomando como ejemplo la última década, Allen ha dirigido 10 filmes, una miniserie televisiva -Crisis en seis escenas, también para Amazon-, tiene en posproducción A Rainy Day in New York, y otro guion a punto para filmar. Galardonado con cuatro oscars, uno de ellos lo recibió tras las acusaciones al igual que otros honores como el premio Príncipe de Asturias (2002) o el galardón Cecil B. DeMille a toda su obra (2014).
¿Por qué ahora iba a ser diferente? Porque como recordó Dylan Farrow, casada y madre, ha llegado su momento. El clima ha cambiado gracias entre otras cosas a la labor de su hermano Ronan Farrow, el hombre que expuso en toda su crudeza los abusos sexuales y de poder cometidos en Hollywood. Y Ronan siempre creyó a su hermana, como ahora toda una nueva generación de estrellas.
En su última negativa, Allen reiteró su inocencia asegurando que la familia Farrow utiliza con “cinismo” la oportunidad ofrecida por el movimiento Time’s Up. No es el único que habla de oportunismo. Chalamet fue censurado por escudarse en una supuesta cláusula inexistente en su contrato por la que no podía criticar a Allen. De ahí que su gesto altruista de donar el salario por su trabajo —algo que también han hecho Rebecca Hall, Selena Gomez y Griffin Newman— en A Rainy Day in New York fuera analizado como parte de su campaña en esta temporada de premios en la que el actor está nominado por Call Me By Your Name.
En el caso de Woody Allen, a diferencia de otros grandes nombres caídos en desgracia en estos dos últimos añosm solo una mujer ha denunciado al autor. Como recuerda en su defensa su biógrafo Robert Weide, acostarse con la hija adoptiva de su pareja -que no de Allen, que ni siquiera vivía con ella- puede parecer moralmente erróneo, lo mismo que la diferencia de edad que les separa, “pero eso no le convierte en pederasta”. Y las acusaciones de Dylan, de las que nunca se encontraron pruebas, han sido consideradas durante mucho tiempo un “asunto de familia” donde el pasado de Mia Farrow no hace más que polarizar los bandos. Moses Farrow, otro de los hijos de Mia, asegura que las acusaciones fueron “plantadas” por su madre en la mente de una niña demasiado impresionable. Allen, casado desde hace 20 años, aún cuenta con muchos defensores, como Diane Keaton o Alec Baldwin, que salió en su apoyo insistiendo en que trabajar junto al neoyorquino fue “un privilegio”.
Pero los tiempos que corren harán cuando menos un futuro más cuesta arriba para el autor de 82 años. Artículos como el de "Por qué dejé ver películas de Woody Allen" en la popular página cinematográfica RogerEbert.com hacen poco por su popularidad. “La vida ha cambiado también para Woody Allen pero no se puede negar su larga carrera”, resume Kim Masters, jefa de sección de The Hollywood Reporter. Sin financiación, público o prestigio que ofrecer a sus estrellas, el ocaso del octogenario puede estar cada vez más cerca.