La Formula 1 ha aumentado notablemente los tiempos por vuelta durante los últimos años. Nada que ver con los monoplazas de 2004. Por suerte, en 2017 todo puede cambiar.
La Formula 1 ha perdido su sabor. Es la opinión más frecuente entre los jefes de equipo, pilotos y aficionados. El propio Fernando Alonso lo reconocía en una entrevista en marzo de 2016: “La F1 de ahora no es emocionante. Los coches son muy pesados y muy lentos”.
La Formula 1 ha perdido su sabor. Es la opinión más frecuente entre los jefes de equipo, pilotos y aficionados. El propio Fernando Alonso lo reconocía en una entrevista en marzo de 2016: “La F1 de ahora no es emocionante. Los coches son muy pesados y muy lentos”.
¿Qué ha sucedido para que la Formula 1 haya perdido ese sabor? Los jefes de equipo, pilotos y aficionados coinciden en que ha sido un conjunto de decisiones y normativas las que han llevado a este deporte, de forma progresiva, a la situación actual. Una situación en la que la Formula 1 es más lenta, menos emocionante y mucho más artificial que en épocas anteriores.
A este deterioro ha contribuido en gran medida la velocidad de los monoplazas, la cual se ha visto disminuida de forma progresiva desde 2004, cuando alcanzaron su máximo esplendor. La eliminación de los motores V10 —hasta llegar a los V6 actuales—, las nuevas regulaciones aerodinámicas, la limitación de entrenamientos fuera de los GPs, las reducciones de presupuesto a los equipos y la imposición de una mayor durabilidad de los componentes han reducido el ritmo de estos monoplazas de forma muy diversas.
El gráfico superior refleja cómo los tiempos por vuelta de cuatro circuitos (Albert Park, Monza, Montecarlo y Hungaroring) han aumentado de forma considerable respecto a 2004. La elección de estos cuatro circuitos no es aleatoria: son cuatro de los escasos circuitos que han estado presentes en los últimos doce años de la competición sin ver su trazado alterado, una estabilidad esencial para poder comparar correctamente la evolución.
El pico de lentitud se alcanzó en 2014, cuando se introdujo el motor V6 en la categoría reina. Desde entonces, el ritmo medio ha ido mejorando de forma progresiva, y se espera que en 2017 se produzca el mayor salto de los últimos años, con hasta tres segundos de reducción en tiempo por vuelta respecto a los tiempos alcanzados en 2016.
En 2016, el tiempo medio registrado en esos circuitos es de 1:23.840, una cifra que, aplicando la reducción de tres segundos esperada en 2017, se vería reducida hasta 1:20.840, un tiempo medio por vuelta inferior al registrado en 2005 y muy próximo al de 2004, cuando los monoplazas de Formula 1 alcanzaron su mayor esplendor —muchos de los récords absolutos se registraron en aquel año—.
En 2017, entre otros cambios, aumentarán las dimensiones de los vehículos. Los chasis serán más anchos, los alerones serán más anchos (similares a los de principio de los 2000), se generará más carga aerodinámica a través del suelo y los neumáticos serán más anchos. Todo esto, en conjunto, permitirá a los monoplazas ser más veloces en el paso por curva gracias a una mayor carga aerodinámica.
Asimismo, los neumáticos sufrirán modificaciones en su funcionamiento. La FIA encargó a Pirelli dos objetivos: aplicar una degradación proporcional al rendimiento del monoplaza y evitar el desgaste excesivo que se produce cuando un monoplaza circula tras otro. Esto permitiría a los pilotos ser más agresivos en su conducción y, por consiguiente, aumentar el número de adelantamientos y el dinamismo de la carrera.
Asimismo, los motores serán más igualados, tendrán un sonido mayor y serán descongelados, lo que permitirá evolucionar el motor de forma libre durante toda la temporada. Esto daría más libertad de desarrollo a equipos como Ferrari, Red Bull o McLaren, cuyos motores ofrecen un rendimiento muy inferior al propulsor de Mercedes. El sistema de tokensactual, desaparece.