a Degeneración Macular es la causa más común de ceguera en el mundo occidental y no tiene cura. Al menos no todavía.
La degeneración macular asociada con la edad (DMAE) afecta a alrededor de 15 millones de personas tan solo en Estados Unidos, y a nivel mundial hasta 30 millones. Para la mayoría de las víctimas, el mejor tratamiento disponible es a base de vitaminas y calmantes.
Pero el profesor Pete Coffey de University College de Londres es el pionero en una nueva terapia que podría detener la enfermedad en sus inicios y restablecer la visión de los ciegos a través del Proyecto de Londres para la Cura de la Ceguera.
La DMAE mata el epitelio pigmentario retinal (EPR), una capa de células que soporta y nutre el centro de visión del ojo, la mácula, la cual, poco a poco, muere. Las víctimas experimentan un punto negro en su visión que crece hacia afuera mientras pierden la habilidad para leer y reconocer rostros familiares.
Coffey ha pasado los últimos ocho años creando y refinando su tratamiento para restaurar la visión y el 11 de agosto de 2015 lo recibió el primer paciente.
La emblemática operación
La paciente era una mujer de 60 años de edad que sufría una forma grave de DMAE. Los vasos sanguíneos de la parte posterior de sus ojos habían estallado e inundaron la retina y destruyeron rápidamente su visión.
Los cirujanos del hospital Moorfields Eye Hospital en Londres le implantaron una fina lámina de células detrás de la retina de cada ojo en un parche de poliéster de 3 milímetros de ancho. Ellos utilizaron células madre debido a su capacidad de convertirse en células muy similares a otros tipos de células del cuerpo. En este caso, ellos habían estado cultivando células EPR para reemplazar la carencia de las mismas que sufría la paciente.
“La recuperación es posible... hay una ventana cuando puedes poner las células dentro y recuperar la visión de los pacientes”, dice Coffey. Él espera que los pacientes puedan recuperar sus vidas. “Tendría la esperanza de que pudiesen reconocer a sus familiares otra vez”, afirma.
Pero, después de la operación, el premiado oftalmólogo no quiere cantar victoria.
“Estamos evaluando su visión... necesitamos más información para llegar a conclusiones”, dice Coffey. “Estoy gratamente sorprendido de que las células hayan sobrevivido hasta esta etapa dado lo desagradable (sangriento) que era el entorno”.
Nueve pacientes más pasarán bajo su bisturí durante esta prueba. Si resulta exitosa, Coffey espera que el procedimiento pueda llegar a ser tan rutinario como la cirugía de cataratas... y así lograr terminar con el sufrimiento de millones de personas.
“Mi deseo más profundo y preciado es hacer que esta terapia sea fácilmente accesible para cualquiera que sufra DMAE”, dice.
Un paisaje floreciente
La perspectiva hasta el día de hoy para la terapia de células relacionadas con el ojo está repleta de innovación... y competencia. Los grupos en Estados Unidos, Japón e Israel están probando tratamientos de reemplazo EPR con una gama de fuentes de células y métodos de entrega, incluyendo un nuevo tipo de célula madre que había llegado a la escena conocida como células madre pluripotentes inducidas (iPS, por sus siglas en inglés).
En 2012, John B. Gurdon y Shinya Yamanaka ganaron el Premio Nobel de Medicina por su descubrimiento y el desarrollo de las células iPS, las cuales permiten que casi cualquier célula en el cuerpo sea reprogramada en una célula madre. El uso de estas como fuente reduciría el riesgo de rechazo del sistema pues pueden usarse las propias células del paciente, y esto también hace a un lado las objeciones éticas frente al uso de embriones.
Los primeros ensayos de células iPS con seres humanos fueron en células EPR, en el Riken Center en Japón. Sin embargo, esto puso de relieve un riesgo clave de la práctica ya que el ensayo se interrumpió después de causar un crecimiento anormal en un sujeto.
En busca de obstáculos
Coffey cree que con esta forma de terapia celular existen dos preocupaciones importantes para la salud. “Tú no deseas que las células se proliferen... esto a menudo se define como un tumor”, dice. “Tú tampoco deseas que las células anden vagando en cualquier otra parte del cuerpo (como) tu corazón o tus pulmones”.
Pero él está convencido de que el ojo debe seguir siendo la vanguardia de la investigación con células madre, y Deborah Sweet, editora de la revista Cell, está de acuerdo.
“El ojo ha avanzado más que la mayoría de las áreas”, dice ella, y agrega que el trabajo de Coffey es “uno de los primeros ejemplos de aplicación de células madre y estoy emocionada por verlo”.
La doctora Sally Temple, presidenta de la Sociedad Internacional para la Investigación de Células Madre, cree que la terapia de Coffey puede permitir mayores avances. “Si la sustitución del EPR funciona, esto ayudará a allanar el camino para la sustitución de otras células de la retina y otras células del sistema nervioso central”
Sin embargo, Temple añadió una nota de advertencia sobre el ensayo actual. “Un parche permanente tal como el poliéster forma una barrera. Si las células EPR mueren, (esto) podría causar que la retina que las recubre muera”.
El futuro tendrá una cura... y más
Luego de sus recientes éxitos, Coffey ya está buscando nuevos horizontes. Él está globalizando su terapia DMAE a través de una filial en California y maneja una ramificación del proyecto “Bank of Disease”, el cual tiene como objetivo nuevos tratamientos para una gama de condiciones causantes de la ceguera, tales como condiciones hereditarias como Retinitis Pigmentosa y la enfermedad de Stargardt, la cual también es el resultado de un daño interno de la retina.
El científico también mira más a largo plazo y pronostica que podrá llegar a ser posible regenerar las células en el mismo cuerpo... sin necesidad de trasplantes.
“Nunca pierdo de vista el futuro”, dice Coffey.
Gracias a su trabajo, millones de personas podrían mantener los suyos.