Se trata además del lugar donde Estado e Iglesia marcan las mayores distancias en el conjunto de la región. Conozca por qué.
Afirmar que Uruguay es el país menos religioso de toda la América Latina no es una mera consigna, se trata de una característica de su identidad nacional que hunde sus raíces en la historia.
Un proceso histórico complejo conspiró para que la República Oriental del Uruguay pudiera desarrollar un Estado marcadamente laico sin parangón en la región.
Lo anterior se desprende de un estudio comparativo, patrocinado por la estadounidense Fundación John Templeton y en el que participa la Universidad Católica del Uruguay, que de manera simultánea se desarrolla en Lima (Perú), Córdoba (Argentina), Roma (Italia), Bilbao (España), Boston (EE.UU) y Montevideo (Uruguay). La intención es comprender cómo las personas realizan su búsqueda de la trascendencia o exploran la ausencia de creencias con independencia de lo que opinen las instituciones religiosas.
Aunque las conclusiones serán publicadas en enero de 2018, RT tuvo acceso a un avance de ese estudiotitulado 'La transformación de la religiosidad vivida en Montevideo'.
Identidad laica
Uno de sus autores, el especialista en sociología de la religión Néstor Da Costa, afirmó que "en Uruguay se ha desarrollado, a lo largo de un siglo, una especie de identidad laica". "Esta laicidad está fuertemente asociada a la identidad de la nación. La separación del Estado y la religión fue muy radical y está muy arraigada en toda la sociedad", aseveró.
Con el paso de los años, "la secularización" se afianzó al punto de que entrado el siglo XX "una nueva Constitución consagra la separación de la religión de la vida pública". Ello hace que cualquier referencia a Dios desapareciera del juramento parlamentario, lo mismo que "las referencias religiosas fueron retiradas de los nombres de ciudades y pueblos".
"Uruguay tiene los niveles más bajos de compromiso religioso"
El investigador Da Costa aclaró que la investigación que realizan "es cualitativa" y que los datos estadísticos más recientes datan del año 2014, y son tomados de una encuesta realizada por el Pew Research Center.
De allí se desprende que 42% de los uruguayos se identifican como católicos, 15% evangélicos y menos del 6% profesan otras religiones. Al menos el 24% es definido como creyente pero no practicante, un 10% se asume ateo y el 3% agnóstico.
El trabajo afirma que Uruguay tiene, "con mucho, los niveles más bajos de compromiso religioso" entre los países consultados. Menos de un tercio de los uruguayos (28%) "dicen que la religión es muy importante en sus vidas". Ningún otro país latinoamericano presenta datos tan modestos en este capítulo.
¿La explicación?
En declaraciones a RT, Da Costa afirmó que la poca religiosidad de los uruguayos está directamente asociada a un hecho incuestionable: "la Iglesia católica no es un actor político relevante" en su país, solo "es uno más". "Una lógica muy distinta a lo que ocurre por ejemplo en Argentina", asegura.
A juicio de Da Costa, al estar separada del Estado, la Iglesia católica legitima su rol, no desde el poder, sino desde su participación en la sociedad civil.
De ahí que la encuesta del Pew Research Center constate que un 62% de los uruguayos afirme estar de acuerdo con el matrimonio igualitario y un 54% apruebe la legalización del aborto.
Solo un 13% de los uruguayos va a misa semanalmente
Otro dato estadístico llamativo es que solo el 29% de los uruguayos aseguró rezar todos los días y únicamente el 13% afirmó asistir a servicios religiosos cada semana.
Por contraste, el avance del informe detalla que "en Brasil el 61% dice rezar a diario y el 45% va con regularidad a los servicios religiosos".
"Nosotros somos una excepción en América Latina", afirma Da Costa en relación a los uruguayos. Al registrarse la invasión española, Uruguay era un territorio que despertó la codicia del invasor.
"Acá no había riquezas, ni instituciones coloniales… y la Iglesia católica también fue débil y tardía su entrada, muy distinto a lo ocurrido en Brasil, Chile o Argentina. Además, a finales del siglo XIX registráramos una migración muy calificada en términos de posturas antiecleciásticas (anarquistas, comunistas)", explica.
Esas razones, entre otras, hacen que "Uruguay sea el país latinoamericano con menos población católica, con más ateos y más creyentes sin iglesia", concluye Da Costa.