Su nombre es Robert Mueller y fue el encargado de reformar el FBI tras los atentados del 11 de setiembre. Es cercano a James Comey, el funcionario destituido por Trump.
Asumió la dirección del FBI una semana antes del 11 de septiembre de 2001 y reformó este organismo para evitar su ruptura tras los atentados, ahora, Robert Mueller vuelve como "fiscal especial" para supervisar la investigación de la agencia sobre los nexos entre la campaña de Donald Trump y Rusia.
Nacido hace 72 años en Nueva York, su nombramiento este miércoles como "fiscal especial" ha tranquilizado a la oposición demócrata, que desde hace semanas presionaba al Gobierno para que designase a alguien externo al círculo de Trump para una investigación que ha convertido a Washington en una tormenta permanente.
El ex presidente George W. Bush lo nombró en 2001 director del Buró Federal de Investigaciones (FBI). Una semana después de su nombramiento ocurrió el atentado terrorista a las Torres Gemelas.
"Tuvo que cambiar al FBI de ser una entidad que perseguía criminales de cuello blanco y robos en EE.UU. a prevenir ataques terroristas", escribió el analista político Michael D. Shear en el diario New York Times.
Tiempo después, el ex presidente Barack Obama prorrogó dos años su jefatura en 2011, al cumplirse su mandato de una década al frente de la principal agencia de seguridad pública del país.
Mueller y James Comey, el director que le sucedió en 2013 al frente del FBI y que Trump destituyó la semana pasada, son cercanos.
Cuando Comey, como fiscal general en funciones de Estados Unidos, se enfrentó en 2004 al entonces presidente Bush por los programas secretos de espionaje Stellar Wind del FBI y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que consideraba inconstitucionales, Mueller se puso de su lado.
Conocido por su exigente gestión, Mueller recibe el crédito de haber salvado al FBI cuando muchos abogaban por crear un nuevo organismo de inteligencia después de que Al Qaeda destruyera las Torres Gemelas de Manhattan y parte del Pentágono, asesinando a casi 3.000 personas y cambiando el mundo para siempre.
Mueller modernizó el FBI, convirtiéndolo en pieza angular de la inteligencia estadounidense.