El distemper o moquillo canino es una enfermedad viral multisistema altamente contagiosa, que afecta a los perros y a otros carnívoros de la familia Canidae, como los zorros, coyotes y al dingo (perro salvaje australiano); a otros animales como el hurón, el visón y las martas. Probablemente puede afectar a algunos felinos exóticos, no así al gato doméstico.
El virus del distemper canino tiene solo un serotipo pero hay cepas más virulentas que otras. Algunas cepas son apenas virulentas y, por lo general, inducen infecciones no evidentes; mientras que otras causan enfermedad aguda con elevada frecuencia de encefalitis y una alta mortalidad.
La enfermedad tiene un período de incubación de 14 a 18 días, el virus se introduce en el organismo gracias a aerosoles (respirado). Los signos clínicos del distemper canino varían dependiendo de la virulencia de la cepa infectante, de las condiciones del ambiente, de la edad y del estado inmune del paciente. Los primeros signos que podemos notar incluyen apatía, disminución del apetito, fiebre e infecciones del tracto respiratorio alto observándose lagrimeo, mucosidad nasal que puede se puede tornar amarillenta o verdosa luego de haber sido acuosa transparente y tos fuerte persistente. Con frecuencia, las secreciones oculares, nasales y la neumonía son resultado de infecciones bacterianas secundarias.
Después, la temperatura regresa a su rango normal durante unos siete días, luego viene una segunda elevación de la temperatura relacionada con un cuadro clínico agudo donde se presenta vomito no relacionado con la comida, diarrea (desde liquida hasta sanguinolenta), que puede conducir a graves problemas intestinales, anorexia, deshidratación, debilidad y pérdida de peso.
Muchas veces los perros parecen estar casi completamente recuperados de la infección respiratoria y de la gastroenterica cuando se presentan los primeros signos nerviosos. En algunos perros puede no presentarse los signos anteriormente descritos y presentarse signos nerviosos como única manifestación aparente. Los signos clínicos más frecuentes dentro de las alteraciones neurológicas incluyen sacudidas musculares involuntarias, convulsiones, crisis de la masticación también llamada “goma de mascar” (la boca del perro se mueve como si este estuviera mascando chicle), ataxia, incoordinación, marcha en círculos, rigidez muscular, vocalizaciones y ceguera. El distemper canino es la causa más común de convulsiones en perros menores de 6 meses de edad.
Si tu perro tiene algún síntoma de enfermedad, así sea de un “aparente resfriado” debes acudir a su médico para que haga un diagnostico correcto. Para hacerlo el doctor se basa en la sospecha clínica, los antecedentes, el hemograma y la historia clínica del paciente. Existen unas pruebas conocidas como “Test de Distemper” que arrojan resultados de positivo o negativo en solo 15 minutos y son bastante sencillas de realizar para el médico. Cuando hay sospecha de distemper, yo recomiendo hacerlas lo más pronto posible.
No existe un tratamiento antiviral efectivo para el distemper canino, por lo que el tratamiento es sintomático. Por ello lo más importante es la prevención. Los cachorros neonatos adquieren inmunidad de la madre. Es importantísimo vacunar a los cachorros a partir de las 6 a 8 semanas y cumplir con los refuerzos. Los cachorros que no recibieron calostro pueden comenzar el plan de vacunas a las 4 semanas de edad. Es necesaria la vacunación anual para que nuestros perros estén protegidos, he tenido la tristeza de ver pacientes adultos morir a causa de este virus por falta de refuerzos. Los perros no vacunados no deben salir a caminar por la calle o parques hasta que tengan todas sus vacunas completas.
Se ha demostrado que el virus vive mucho tiempo en el medio ambiente por ello no se debe llevar a un ambiente donde hubo un perro con distemper a un cachorro por lo menos hasta 3 meses después. Es necesario limpiar y eliminar enceres que estuvieron en contacto con el virus. Si se va a llevar un nuevo perrito, ya sea cachorro o adulto, es recomendable que sea mayor de 4 meses y que tenga todas sus vacunas al día. Recuerda que lo más importante es la prevención.