A mediados del siglo pasado John Money Y Milton Diamond, dos famosos sexólogos, se enfrentaban en una discusión de larga data: ¿la sexualidad es innata o puede ser moldeada por el entorno? Mientras que Diamond defendía la primera idea, Money alegaba que la cultura, es decir, el determinismo cultural, define el comportamiento de hombres y mujeres.
En medio de esta guerra se involucraron los Reimer, familia originaria de Winnipeg, Canadá: uno de sus hijos gemelos, Bruce, había perdido su pene a causa de una circuncisión mal efectuada. Temerosos de que su hijo no tuviera una vida plena, los padres buscaron a John Money, especialista en cambios de género.
La solución que el psicólogo propuso representa uno de los casos más oscuros de la medicina moderna: los Reimer debían criar a Bruce como niña y ocultarle su verdadera condición. Se trataba de una oportunidad única para Money de demostrar su teoría.
Una niña es una niña porque así se le cría. Bruce y su hermano gemelo, Brian, eran los sujetos de estudio ideales. Misma genética, mismo ambiente, diferente trato.
Por recomendación suya, Bruce fue intervenido a los 22 meses para una reconstrucción vaginal artificial. Su nombre fue cambiado a Brenda y durante 15 años vivió como mujer. A lo largo de los años John Money publicó varios artículos y un libro sobre el caso, conocido en la literatura médica como John / Joan, haciendo hincapié en cómo Brenda había aceptado su nuevo género y vivía una vida feliz. Cuando el paciente llegó a la pubertad Money dejó de realizar actualizaciones.
El otro sexólogo, Milton Diamond, intrigado por el experimento de su rival, y sus resultados una vez llegada a la adolescencia, comenzó a rastrear a los niños de Money. Tardó varios años antes de dar con ellos. Brenda había dejado de llamarse así y ahora era conocido como David Reimer. A sus 23 años estaba casado con una mujer con hijos. A diferencia de lo que Money declaró a la comunidad científica, David dijo que de niño nunca se sintió cómodo o identificado con el sexo impuesto. Era más agresivo que su hermano Brian, y cuando llegó a la adolescencia fue presa de una profunda depresión. A los 15 años se negó a seguir tomando el tratamiento de estrógeno e intento quitarse la vida. Su padre, afligido por la situación, le contó la verdad.
El joven readaptó su verdadero sexo; se sometió a una faloplastía y se retiro los pechos. Pese a ello ni él ni su familia se recuperaron nunca de aquel experimento. La culpa hizo a la madre caer en depresión, en tanto que el padre se volvió alcohólico. En 2002, el gemelo de David, Brian, se suicidó, y dos años después, David sufrió una crisis de depresión y, tras perder a su esposa y su trabajo, también se quitó la vida, con tan sólo 38 años.
Fuente: How sex Changed, de Joanne Meyerowitz