Los escándalos que han rodeado al príncipe Maha Vajiralongkorn cuestionan su idoneidad para sustituir al fallecido rey Bhumibol.
Desde que este jueves se anunció el fallecimiento de Bhumibol de Tailandia, el monarca que ha ostentado el reinado más largo del mundo, todas las miradas se han centrado en su único hijo varón, el príncipe Maha Vajiralongkorn, designado heredero de forma oficial hace casi 40 años. Sin embargo, el sucesor de Bhumibol, próximo rey Rama X, no goza de la popularidad de su padre entre los tailandeses.
Vajiralongkorn, de 64 años de edad, estudió en colegios privados de Reino Unido y Australia, cursó estudios universitarios de Arte en Bangkok y tiene una dilatada carrera militar: entrenó con los ejércitos australiano, británico y estadounidense; está calificado como piloto militar de aviones y helicópteros; participó en operaciones militares en el norte de Tailandia y en la frontera con Camboya; y en 1978 asumió la dirección del cuerpo de protección del rey.
Sin embargo, los escándalos que han rodeado su vida personal, así como sus numerosas excentricidades, han minado su imagen, y tanto la población como la élite política tailandesa dudan de su capacidad para gobernar un país políticamente dividido y en el que el Ejército todavía tiene mucho poder.
Su fama de mujeriego
A pesar de que la ley tailandesa castiga con penas de hasta 15 años de cárcel a aquellos que difamen a la familia real, la fama de mujeriego del príncipe es conocida por todos los tailandeses. De hecho, cuentan de él que cuando era joven, muchos miembros del círculo de poder tailandés comenzaron a enviar a sus hijas a estudiar al extranjero por la afición del príncipe a invitarlas a Palacio.
Vajiralongkorn se ha casado tres veces. Su primer matrimonio, en 1977, fue con una prima hermana por parte de madre, con quien tiene una hija. Se divorció de ella para casarse, en 1994, con una actriz con la que tuvo otros tres hijos, quienes actualmente viven en el extranjero al ser considerados ilegítimos al no haber contado el matrimonio con el beneplácito y reconocimiento de su madre, la reina Sirikit.
Su último matrimonio fue contraído en 2001 con una empleada de su servicio personal con la que también tuvo un hijo, segundo en la línea de sucesión tras su padre. La pareja se divorció oficialmente en 2014 y su relación acabó tan mal que la princesa Srisasmi fue despojada de todos sus títulos reales y muchos de sus familiares acabaron en prisión acusados de haber amasado ilegalmente una inmensa fortuna por sus conexiones con la Casa Real.
Su perro Foo Foo, mariscal jefe del aire
Precisamente, fue con la princesa Srisasmi con la que el príncipe heredero protagonizó uno de sus mayores escándalos, que hundió definitivamente su reputación. En 2009, se filtró un vídeo del año 2001, que provocó el estupor de la conservadora sociedad tailandesa. En las imágenes, la pareja se encuentra en uno de los jardines de Palacio celebrando el 30º cumpleaños de la princesa, ataviada únicamente con un tanga -mientras los camareros asisten la velada- y en compañía de su perro Foo Foo, un caniche que tiene rango de mariscal jefe del aire.
Su mascota se convirtió también en la protagonista de otra de las excentricidades del príncipe. En febrero de 2015, con motivo del fallecimiento de Foo Foo, se llevó a cabo un funeral por el rito budista, que conllevó cuatro días de ritos religiosos que contaron con un cortejo oficial para acompañar a la carroza dorada con flores que transportaba el cuerpo sin vida del caniche.
Sus últimas apariciones
El pasado mes de julio, el diario alemán 'Bild' publicó unas fotografías comprometidas de Vajiralongkorn siendo recibido por oficiales tailandeses a su llegada al aeropuerto de Múnich, acompañado por su actual novia y su nuevo caniche. El príncipe vestía unos vaqueros y una minúscula camiseta blanca de tirantes que dejaba a la vista sus numerosos tatuajes. El titular que acompañaba las imágenes en el diario sensacionalista era: "¿El príncipe de Tailandia no puede permitirse una camiseta?".
No obstante, a medida que la salud de Bhumibol iba empeorando, se inició una campaña para mejorar su imagen y posicionarlo hacia la corona. El príncipe aumentó su presencia en actos oficiales y encabezó algunos de ellos. Sin embargo, falta por ver si la sociedad tailandesa está preparada para reemplazar a Bhumibol, considerado en el país casi como un "semidios", por su polémico hijo.