Derrotar a Donald Trump es nuestra prioridad humana, política y ecológica. Debemos unirnos bajo ese imperativo todos los que nos consideramos progresistas. No importa cuán cerca o lejos estemos de la rayita del bien común. Unifiquemos fuerzas: Bernie Sanders es la esperanza más sólida para derrotar a Donald Trump.
El 28 de septiembre del 2017, el gobernador de California Jerry Brown firmó la aprobación final de la Ley de Tiempo Primordial en las Elecciones Primarias (en inglés Prime Time Primary Act) propuesta por el senador estatal Ricardo Lara. De esta manera, ayudó a construir la que probablemente sea la mejor y más sólida estrategia política de los demócratas para ganar las elecciones presidenciales en noviembre.
El que California vote en un Súper Martes logrará consolidar al partido demócrata en torno a un fuerte candidato presidencial finalista. De tal manera, propiciará las condiciones políticas y electorales para hacerle frente a Donald Trump.
Ya en aquel momento con audacia sentenciaba Eric Bauman, presidente del partido demócrata de California, que: “era de sentido común asegurar que activistas de base, contribuyentes de campaña y votantes demócratas comunes del estado más grande y progresivo de la Unión, debían tener una participación mayor en la decisión de la nominación al candidato demócrata presidencial”.
California, agregó, “es el corazón palpitante de la resistencia a Trump y podría tener un papel crucial en seleccionar a un ganador progresista” en las elecciones presidenciales del 2020.
Hace más de un año, Shane Goldmacher y Jonathan Martin, conjeturaban acertadamente sobre las consecuencias políticas que tendría la estrategia de los demócratas —todos los impulsores de la ley, incluido el gobernador son demócratas— de adelantar y amalgamar las elecciones primarias de California con el famoso Súper Martes.
Estos reporteros del New York Times decían que California había sido por largo tiempo un estado secundario en las elecciones primarias. Sus elecciones se daban en junio, después de que el candidato presidencial demócrata ya estaba perfilado habiendo consolidado suficientes votos y delegados en casi todos los estados.
A partir de ahora, sin embargo, el papel de California, con sus 416 delegados a la Convención Demócrata, será decisivo en la contienda presidencial, ya que se definirán en una etapa temprana de las primarias partidistas.
Para ganar la nominación presidencial se requiere el apoyo de al menos 2,376 de los 4,750 delegados en la Convención que tendrá lugar en agosto.
Desde el otoño de 2017, los expertos calculaban que el verdadero impacto de las elecciones adelantadas de California dependería en gran medida de los resultados que se obtuvieran en las elecciones tempranas de Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur.
“Si un sólo candidato domina esos cuatro estados, California… podría catapultar a ese candidato aún más a la delantera con una gran victoria de delegados”, escribieron Goldmacher y Martin.
“Por contraste, estrategas políticos dicen que, aquellos candidatos que sufran en esos primeros estados y pierdan tracción, tendrán gran dificultad en darle vuelta a las cosas en California, sin importar cuánto tiempo y dinero inviertan en el estado”.
Hoy por hoy, el candidato socialdemócrata Bernie Sanders se ha colocado a la delantera en New Hampshire y Nevada; consolidó un empate técnico en Iowa y se perfila hacia otro en Carolina del Sur.
En las elecciones primarias presidenciales de 2016, contra Hillary Clinton, Sanders recibió el 46.04% de los votos en California.
No hay actualmente un contrincante de la talla de Hillary que se le oponga a Sanders. Las encuestas le dan, las más conservadoras 7% y las menos hasta 15 o 21 puntos porcentuales de ventaja contra quien le sigue, el ex vicepresidente Joe Biden.
Sanders es el único candidato que ha mantenido su ascenso constante hasta alcanzar hoy un 43% de probabilidades de ganar las elecciones primarias del partido demócrata.
Con esta trayectoria, no me resulta difícil augurar que Sanders saldrá triunfador como el candidato presidencial de California y muchos de los 14 estados participantes del Súper Martes electoral del 3 de marzo. Y a pesar de que probablemente no va a ganar en Carolina del Sur, se consolidará como el candidato demócrata más fuerte.
Con base en los datos históricos de las primarias demócratas del 2016 y las ya celebradas este año, es imperativo vislumbrar qué consecuencias tiene que un candidato que se posiciona en los límites del campo de acción del partido demócrata emerja como el aspirante presidencial de un partido famélico, debilitado y alineado más hacia el espectro conservador de los republicanos que al centro o la izquierda de lo que fue el mejor momento del partido de la democracia.
Sanders es una gruesa e incómoda astilla para el orden político establecido del partido demócrata. En la segunda década del siglo XXI, los demócratas están más alineados con los intereses del neoliberalismo, la banca financiera especuladora del capital en Wall Street y los intereses de la élite minoritaria que condensa la riqueza en sus manos que con los valores más genuinos de un partido demócrata de centro.
Pero Sanders no se propone desmantelar toda la estructura inequitativa y explotadora del neoliberalismo. A pesar de que muchos lo califiquen como radical socialista, no lo es. Él mismo aseveró en el debate del martes 25 de febrero transmitido por la cadena CBS que no es un político de ideas radicales. No tiene la intención de cambiar el sistema capitalista.
Sanders sólo quiere, con una agenda populista y asistencialista, aliviar un poco las brechas de la desigualdad y la pobreza atendiendo algunos cambios puntuales que beneficiarán la calidad de vida de millones de estadounidenses. Los cambios más cruciales se refieren a un seguro de salud universal, aumento de impuestos para los multimillonarios, redistribución mínima de la riqueza elevando el salario mínimo, aliviar el endeudamiento por costos de la educación superior, y mejor calidad de vida en general para los pobres y la clase media.
Es el candidato que más esperanza da a la mayoría de los latinos, los afroamericanos, las mujeres, las minorías y las clases más desaventajadas. A los pobres y los clasemedieros que han visto sus vidas degradadas enormemente ante el embate del neoliberalismo. A quienes sufren el acrecentamiento de la desigualdad económica, cultural y social bajo el mandato del actual presidente racista, clasista y depredador que tenemos, Donald Trump.
Sanders es la mejor alternativa que tenemos no sólo para enfrentar a Trump, sino para recuperar un cierto sentido de dignidad y humanidad, de que nuestro país recupere una mínima calidad moral y una ruta hacia la estabilización de un ambiente nacional más humano y comprometido con el momento histórico, político y ambiental que estamos viviendo. Sanders ayudará a recobrar la conciencia de ser un país rico, consumidor de grandes recursos y de la debacle ecológica y moral de la que somos responsables.
Es responsabilidad de todos los demócratas del orden político establecido en el partido y fuera del partido. Es responsabilidad de los demócratas, independientes y progresistas de a pie, en las calles, en las escuelas, en los trabajos, en las guarderías, en los hospitales, en cada hogar, unirse y apoyar a Sanders para derrotar a Donald Trump en las elecciones de noviembre del 2020. Las diferencias estratégicas sobre cómo conducir al país a nivel interno o internacional pueden ser resueltas a través del diálogo y la negociación con Sanders. Ya es sabido que con Trump, no hay diálogo posible ni cambio hacia el bienestar común.
California es clave en determinar no sólo al candidato presidencial, sino también la agenda política y las estrategias para gobernar el país entero. Salir a votar el 3 de marzo, en este estado y todo el país no es sólo un acto político. Es un acto humano que afectará a los estadounidenses y a miles de millones de personas cuyas vidas están cifradas en el destino de nuestro país.
Derrotar a Donald Trump es nuestra prioridad humana, política y ecológica. Debemos unirnos bajo ese imperativo todos los que nos consideramos progresistas. No importa cuán cerca o lejos estemos de la rayita del bien común. Unifiquemos fuerzas: Bernie Sanders es la esperanza más sólida para derrotar a Donald Trump.