“Los más afectados de este impuesto serían los consumidores estadounidenses"
Autos más caros, alimentos procesados y frescos a altos costos, viajes en avión menos accesibles, aparatos electrónicos cuyo precio haría dudar por su compra, una energía menos limpia y tratamientos especializados más caros serían los primeros impactos que sufrirían los estadounidenses a mediano plazo si el presidente Donald Trump consolida sus intensiones de gravar con el 20% las importaciones desde México para financiar el muro.
México es líder en esos ocho sectores de la producción que posteriormente se consume en la Unión Americana; es el primer proveedor de camiones, el segundo de chocolate y de panadería y el sexto de productos aeroespaciales, según datos del gobierno mexicano. Y todo con la participación mayoritaria de las compañías estadounidenses.
“Los más afectados de este impuesto serían los consumidores estadounidenses, los distribuidores, los consumidores, los dueños de las marcas que manufacturan en México”, observó Manuel Díaz, presidente de Grupo Ei Asesores y experto en comercio exterior.
Desde que se instaló en este país la primera fábrica maquiladora estadounidense en Ciudad Juárez en 1968 (especializada en componentes de televisión), la manufactura no ha hecho más crecer hasta llegar a facturar alrededor de 300,000 millones de dólares en 2016 con 7,000 empresas que dan empleo a 2.5 millones de personas.
Con este empoderamiento, los analistas financieros mexicanos calculan que México podría seguir siendo competitivo aún cuando se cancelara el Tratado de Libre Comercio con América del Norte pero siempre y cuando se respeten los impuestos entre naciones que se rigen por la Organización Mundial de Comercio que rondan entre el 2% y 6.5%,
Pero Trump amenaza con el 20%. “En Estados Unidos estos cambios pueden darse por orden ejecutiva y las consecuencias serían gravísimas para los dos países pero sobre todo para ellos mismos”, insistió Díaz.
Para el analista financiero Enrique Quintana si el presidente de EEUU realmente impone esos gravámenes México sería víctima de la mayor violación de las normas comerciales internacionales de que se tuviera memoria pero obtendría un respaldo de múltiples naciones que tendrían el temor de que si se deja pasar el hecho, esa práctica pudiera extenderse.