Uno de los mayores temores de la comunidad inmigrante para este 2017 es lo que hará el presidente Trump, quien toma posesión el 20 de enero, en el campo migratorio.
Es mucho lo que puede hacer, señalan expertos, pero quizá no sea exactamente lo que prometió en la campaña, ya que la propaganda política -especialmente la que salió de su boca y de su cuenta de Twitter- estaba repleta de exageraciones y de promesas difíciles o imposibles de llevar a cabo.
No obstante, hay muchos cambios significativos que Trump sí podría realizar y además, podría hacerlo de un plumazo, aunque el efecto tardaría un tiempo en verse. A continuación, explicamos varias acciones en ambas categorías.
Eliminar las prioridades de deportación de Obama: fácil
Si bien el Presidente Obama no pudo -o según algunos, no luchó lo suficiente- para lograr que una reforma migratoria, tampoco estuvo cruzado de brazos. Durante su gobierno, Obama cambió los reglamentos y creó prioridades de deportación que redujeron las probabilidades de que inmigrantes con largo tiempo en este país y sin delitos en su haber fueran deportados. De hecho, una de esas órdenes permitía el cierre de muchos de esos casos de deportación lo que técnicamente sacaba a estos migrantes de la fila de posibles expulsados.
Según explican los expertos, Trump puede eliminar estas órdenes de un plumazo, aunque es obvio que cambiar el sistema y las prácticas tomará algún tiempo. El resultado se verá a mediano y no a corto plazo, explican.
Deportaciones en “el primer día”: difícil.
Durante un mitin con sus seguidores realizado en Iowa en Agosto Trump dijo lo siguiente:
“En el primer día, voy a comenzar con la eliminación rápida de inmigrantes ilegales criminales (sic) de este país, incluyendo la eliminación de los cientos de miles de inmigrantes ilegales criminales (sic) que han sido liberados en las comunidades estadounidenses bajo el gobierno de Obama-Clinton”, dijo, ante los vítores de la audiencia.
Sin embargo, nada que tenga que ver con deportaciones de personas que viven en Estados Unidos, puede lograrse el “primer día”, ya que para deportar a alguien hay que darle acceso a las cortes y una oportunidad de pelear su caso.
“El puede decir que va a deportar a varios mi-llones de personas, pero la realidad es que el gobierno de Estados Unidos, actualmente, solo tiene la capacidad de deportar a unas 300,000 o 400,000 por año”, dijo Chishti. “Y actualmente ya hay medio millón de casos pendientes en tribunales de inmigración. Todos estos irían al final de la cola”, dijo Muzzafar Chishti, del Migration Policy Institute (MPI).
Volver a “Comunidades Seguras” y a contratos con policías locales (posible, pero complicado)
A finales de 2014, el gobierno de Obama anunció que Comunidades Seguras (S-COM), un programa criticado no solo por activistas, sino por líderes policiales, alcaldes y gobernadores, sería eliminado y reemplazado por el nuevo “Programa de Prioridades de Deportación”.
Con el nuevo programa ICE no buscaba la deportación de detenidos por policías locales a menos que hayan sido convictos de una serie específica de delitos o que sean una amenaza para la seguridad nacional. Además, ICE dejó de emitir órdenes de arresto contra personas en manos de autoridades locales, limitándose a pedir notificación de su próxima liberación.
Es probable que Trump busque regresar a “Comunidades Seguras” y ordenar que su Departamento de Justicia -en manos de un duro anti inmigrante como Jeff Sessions, litigue agresivamente los casos de deportación y no muestre ningún tipo de indulgencia o alivio a la deportación.
Eliminar la entrada de refugiados o bloquear a los de ciertos países (fácil)
El presidente determina la cantidad de refugiados que se reciben cada año en los Estados Unidos o puede decidir que no aceptará a refugiados de determinados países, explica Chishti.
“Aquí es donde tiene la autoridad más importante”, dijo el experto. “El presidente Obama, por ejemplo, decidió aumentar a 85,000 la cantidad de refugiados este año pasado (10,000 más que el anterior) y a 110,000 el año siguiente, pero Trump puede decidir que quiere “cero” refugiados o no acepta a los de ciertos países”.
¿Qué pasaría a los que ya están esperando, han sido aprobados y aún están por venir a Estados Unidos? Todo va a depender del próximo presidente, pero esto podría significar un baño de agua fría para muchos refugiados, especialmente sirios y de otros países musulmanes.
Borrar todo rastro de DACA y del nunca aplicado DAPA (fácil, pero ¿lo hará?)
Trump siempre hizo campaña prometiendo la eliminación del DACA de 2012 que acoge a más de 700,000 jóvenes inmigrantes, y anulando las órdenes pendientes pero detenidas por tribunales de ampliar DACA e incluir a padres de ciudadanos y residentes con un nuevo programa DAPA.
Pero aunque el presidente electo no se ha retractado de su promesa de eliminar lo que sus partidarios consideran “amnistía”, si ha suavizado -al parecer- su postura hacia el futuro de estos jóvenes.
“Trabajaremos algo que hará que la gente esté feliz y orgullosa”, dijo Trump en una entrevista publicada por TIME magazine, quien lo declaró “persona del año”. “A ellos los trajeron aquí cuan-do eran muy jóvenes, han trabajado, han ido a la escuela, algunos eran buenos estudiantes, algunos tienen trabajos maravillosos. Y están en un limbo porque no saben lo que va a pasar”.
Construir el muro fronterizo (difícil, costoso)
En los mítines de Trump, la construcción del “muro” era un canto constante que el entonces candidato hacía repetir a sus seguidores. La promesa es separar a Estados Unidos de México con un muro que tenga una “hermosa puerta” para, según él, acabar con la inmigración indocumentada. Y que México pague por dicha construcción.
Porque esa ley ya existe, ha existido desde 1996, y fue actualizada en 2006, y la construcción de varios cientos de millas de “rejas” para peatones y vehículos se vió complicada por diversos problemas que seguramente se le presentarán a Trump: partes de la frontera son propiedad privada, otras partes son ecosistemas delicados o protegidos, o se trata de una reservación indígena que no ve con buenos ojos este proyecto.
Recuerden que hasta los muros más resguardados fueron incapaces de detener a la humanidad desesperada. (¿Berlin?)
Volver a las redadas en centros de trabajo (fácil y probable)
Se espera que un gobierno de Trump vuelva a las redadas físicas en lugares de trabajo, en vez de las auditorías de documentos que hacía el gobierno de Obama en empresas. Estos espectaculares eventos desplegaban a cientos de agentes en fábricas y campos para detener a personas indocumentadas y se realizaron durante el gobierno de George W. Bush.
Esto podría realizarse con relativa rapidez, pero también es posible que Trump no quiera dañar a grandes empresarios como él y decida no realizar este tipo de actividad, que podría ser muy nociva para la economía y para las empresas, sobre todo porque en el pasado fue muy difícil substituir a los empleados retirados de los puestos con otros “legales”.
El gran obstáculo para las promesas de Trump sería el inmenso gasto y aumento en la burocracia que esto implicaría, lo que teóricamente va en contra de lo que quieren hacer muchos republicanos.