Tesla Motors era hasta hace poco la estrella de la industria automotriz de los Estados Unidos. Sus autos eléctricos eran un éxito. Este año, un fallo letal en su sistema de piloto automático ha provocado una lluvia de críticas. Ya se habla de su salida del mercado.
Son apenas 23 segundos en YouTube, es el 15 de octubre del año pasado. El veterano de la armada norteamericana, Joshua Brown (45), grababa un video para probar el piloto automático de su auto, un Tesla modelo S. En el segundo nueve aparece por un instante. “Tengo mis manos aquí abajo”, dice, mientras se toma las piernas, sonríe, y hace evidente que no tiene control sobre el volante.
En su smarthphone y la computadora de su vehículo se ve la ruta que sigue. Es una típica carretera interestatal de los Estados Unidos. Aquel fue el último video grabado y subido por Joshua a internet.
El pasado 7 de mayo, mientras probaba de nuevo el piloto automático de su vehÌculo en Williston, Florida, Joshua chocó su auto con la parte posterior de un camión remolque, perdió el control y se estrelló contra una valla. Murió en el acto.
Su deceso tiene todos los ingredientes de una tragedia, pero también una fuerte carga irónica. Brown era un devoto de su vehículo Tesla, al que llamaba “Tessy”, como si se tratara de una mascota. Le gustaba, sobre todo, su sistema de piloto automático, una actualización lanzada a fines de 2015 que -entre otras cosas- ofrece una reacción programada para las siguientes situaciones: seguir una dirección, cambiar de carril, aparcar, prevenir colisiones y sortear las zonas de pendientes.
De acuerdo con una nota publicada por The New York Times, Brown había recorrido unas 45 mil millas en su auto (unos 72 mil kilómetros) para disfrutar de esta innovación. Con frecuencia, además, subía videos a su cuenta de YouTube para contar sus experiencias con el Tesla. Al igual que otras decenas de norteamericanos, el veterano que había dedicado parte de su vida a desactivar bombas en Irak, vivía dentro de su vehÌculo su propio romance con la tecnología.
Ahora su caso es usado para cuestionar el mecanismo que está detrás del llamado “sistema de piloto automático”. Y de paso, para jaquear a Tesla Motors, la nueva estrella de la industria automotriz estadounidense, que antes que un carro automático, prometía un medio de transporte sostenible, ya que sus vehÌculos son eléctricos.
El accidente
¿Cómo puede estrellarse un auto que está programado para adelantarse a posibles colisiones? El día que Joshua Brown perdió la vida hubo un fallo en el complejo mecanismo de cámaras, sensores y software que permite que el modelo S avance sin necesidad de que un ser humano guÌe su volante.
“El vehículo no fue capaz de reconocer la parte lateral blanca del camión remolque contra un cielo brillantemente iluminado”, dijo la compañía en un breve comunicado.
Desde entonces, las cosas se han ido complicando para Tesla Motors, la compañía que tiene sede en Silicon Valley, California, y que es propiedad de Elon Musk, inventor y empresario sudafricano, creador de PayPal, el famoso sistema de pagos por internet.
Esta semana, The Wall Street Journal informó que Tesla es investigada por la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos (SEC), por no informar a sus inversionistas del accidente fatal en el que murió Brown.
Esta indagación oficial corre en paralelo a la que ya le ha iniciado la Administración Nacional de Seguridad en el Transporte de los Estados Unidos (NHTSA), que trata de confirmar si el sistema de piloto automático estaba activado el dÌa que falleció el marino veterano.
Además, NHTSA tiene en la mira a otros 25 mil vehículos lanzados al mercado por Tesla. Es este organismo el que puede ordenar el retiro de los modelos S de las pistas de Estados Unidos.
El magnate
Elon Musk es sin duda un hombre de este tiempo. AsÌ como debe defender a su compañía en los tribunales, también procura lavar su imagen a través de las redes sociales. Desde que ocurrió lo de Brown, no ha dejado de lanzar mensajes en Twitter. Ahora, el Senado de los Estados Unidos lo ha citado para que aclare todo lo referido a la muerte de Brown. Ya no se ve como la estrella emergente en el cielo de los magnates de la tecnología. De pronto, todo se ha puesto cuesta arriba. (E.C)