Las conversaciones levantaron sospechas potenciales, según revela la cadena CNN, aunque la Casa Blanca lo desmiente.
Tras la filtración de varios informes que vinculaban a Donald Trump con Rusia y apuntaban al Kremlin como autor de los ciberataques durante la campaña electoral, todo lo que pueda probar una relación sospechosa entre la administración Trump y el equipo de Vladímir Putin es relevante para los servicios de inteligencia de EE.UU.
Investigadores estadounidenses están analizando las llamadas que se intercambiaron a finales de diciembre el asesor de seguridad nacional de Trump, Mike Flynn , y el embajador ruso en EE.UU., Sergey Kislyak, como parte de una investigación más amplia de contraespionaje sobre las actividades rusas en territorio estadounidense, según ha revelado la cadena CNN.
Parte del contenido de las conversaciones grabadas por los servicios secretos (durante escuchas rutinarias de diplomáticos rusos afincados en EE.UU.) levantaron sospechas potenciales. No obstante, todos los funcionarios consultados por la televisión estadounidense subrayaron que hasta el momento no se ha encontrado ningún acto ilícito en dichas llamadas.
La Casa Blanca, por su parte, aseguró en un comunicado la noche del domingo que no tiene ningún conocimiento de ninguna investigación.