En un país con 53 millones de pobres, la ostentación causa repudio: el caso de una alcaldesa lo demuestra.
México tiene buenos reflejos linguisticos. Uno de sus últimos hallazgos es el apelativo lady (en hombre, lord) aplicado a las estrellas de la viralidad digital. Aunque admite un uso positivo, el término se suele emplear para personajes soberbios y especialmente detestables, grabados en video y que simbolizan los pecados capitales de la sociedad mexicana. Por ejemplo, #lady100pesos correspondió a una conductora ‘fresa’ que fue filmada cuando, totalmente ebria, intentaba sobornar a un agente de tráfico con un billete de 100 pesos (unos cinco dólares). Y #ladyprofeco surgió para la hija del director de la ProcuradurÌa Federal del Consumidor (Profeco), quien al sentirse mal atendida en un restaurante envió a un batallón de inspectores de su papi a cerrar el local.
La última lady en alcanzar la gloria viral ha sido Ana Balderas Trejo, alcaldesa por el derechista PAN en Atizapán, un municipio en el área metropolitana de la Ciudad de México. Sus detractores aseguran que llegó a despedir a un bombero condecorado por negarle el saludo y que lo primero que hizo al ser elegida fue remodelar su despacho. Pero su fama definitiva llegó la pasada semana cuando el diario Reforma publicó una radiografÌa de la indumentaria que luce habitualmente. En un mismo dÌa podía llevar puesto un vestido de Carolina Herrera, un cinturón Louis Vuitton, una bufanda Burberry, zapatos Coach y un reloj Hublot Big Bang Tutti Frutti de oro rosado e incrustaciones de diamantes. 912.000 pesos para una alcaldesa con un sueldo de 72.000 pesos netos al mes. HabÌa nacido #ladyalcaldesa.
La respuesta que dio Balderas no hizo más que incendiar el ambiente. Primero llamó “pinche vieja estúpida” a una reportera que le preguntó por la información. Luego, se escudó en que le gustaba vestir bien y finalmente, asediada por las críticas, ofreció una rueda de prensa con aires de striptease, donde fue sacando una a una las prendas señaladas y alegando que eran falsificaciones, ofertas o regalos de su querido esposo. ¡Yo me pongo las cosas que me regalan, no sé dónde está el pecado!, concluyó. Al día siguiente, algunos medios informaron de que oficialmente es soltera.